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InfoFiat Nº 26

Noviembre de 2010

VIDAS NACIENTES
El Papa celebraba el pasado sábado 27, en la Basílica de San Pedro, una Vigilia por la vida naciente e instaba a toda la Iglesia a sumarse a este evento.

Fiat también se sumó, y celebramos una preciosa Vigilia donde todas las familias allí reunidas, rezamos el Rosario.

Empezamos la reunión con la proyección de un video en el que una mamá está pensando en el hijo que dará a luz en tres meses.
Explicamos a los niños que hay mamás que prefieren no tener a sus hijos y seguir con la vida que llevan. Les parece una tarea pesada tener que ocuparse de ellos, llevarles al cole, darles de comer, vestirles, llevarles al médico... Son niños que no son deseados, al contrario de lo que nos ha pasado a todos nosotros.

Por eso íbamos a tener esa celebración especial rezando por las mamás y por esos niños.

Tampoco olvidamos que iniciamos un nuevo año litúrgico; comenzamos el Adviento. Por eso, pusimos una corona con las velas y fue bendecida por nuestro sacerdote.

P1020777 (Small)Antes de iniciar el rezo del Rosario, nos explicaron que su recorrido por los Padrenuestros y Avemarías son como una escalera que nos acerca al cielo.
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Todos participamos.
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Finalizamos el Rosario con la oración por la vida de la Encíclica Evangelium vitae:

Oh María, a Ti confiamos la causa de la vida;
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se les impide nacer,
de pobres a quienes se les hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza
y amor a los hombres de nuestro tiempo,
el Evangelio de la vida.

Luego nos reunimos por grupos y los padres hablamos sobre la vida y, más concretamente, sobre la vida de nuestros hijos. Les hemos dado la vida, sí, pero ¿qué vida les damos?, ¿somos obstáculo en ocasiones para que ellos sean verdaderamente felices?

Dos cosas fundamentales se deben vivir en la familia: la acogida y el perdón. Cuando pedimos perdón a nuestros hijos, les estamos enseñando a perdonar y a pedir perdón. Nuestros hijos nos están observando continuamente, aunque no nos demos cuenta.

Cuando pedimos perdón a nuestros hijos, estamos reconociendo que hemos hecho mal las cosas. A veces nos cuesta reconocer que hacemos algo mal, pero, como dice un niño en el siguiente video: no te preocupes, papá, que eso me sirve a mí para aprender.


Muy relacionado con la acogida están los abrazos. ¿Nos abrazamos entre padres e hijos?, ¿mucho, lo suficiente, poco...? Con el abrazo acogemos a nuestros hijos y les manifestamos nuestro amor.

También compartíamos la cita de Efesios 6, 4: “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la exhortación según el Señor.”

En reciprocidad, nos venía a la mente el cuarto mandamiento: Honra a tu padre y a tu madre. El sacerdote nos explicaba que los mandamientos están escritos en dos tablas. La primera contiene los relacionados con Dios y la segunda los relacionados con el hombre. Este mandamiento es el mandamiento bisagra mediante el cual, amar a Dios y a los hombres queda inequívocamente unido. De esta manera, amar a nuestros progenitores es amar a Dios, fuente de la vida y creador nuestro. De tal modo que es imposible amar a Dios y no querer a nuestros padres.

Hemos recibido los mandamientos de Dios que son luz para nosotros. Es importante que los vivamos en nuestras casas porque de esta manera, los estamos transmitiendo a nuestros hijos, no como algo teórico que un cristiano debe saber, sino como una forma natural de vivir en familia.

AMÉN