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InfoFiat Nº 22

Mayo de 2010

“¡Sí, como bebisteis vosotros sobre mi santo monte,
beberán sin cesar todas las naciones,
beberán relamiéndose
y desaparecerán sin dejar huella.
Pero en el monte Sión sobrevivirá un resto
que será santo
y la casa de Jacob recobrará sus posesiones.
La casa de Jacob será el fuego,
la casa de José la llama,
y la casa de Esaú la estopa:
lo abrasarán hasta consumirlo,
y no le quedará un superviviente a la casa de Esaú.
¡Lo ha dicho Yahvé!” (Ab 16-18)

Un sábado más nos reuníamos la gran familia de Dios celebrando, sobre todo, que Cristo ha resucitado, que ha vencido a la muerte y que somos hombres y mujeres nuevos, resucitados también con Cristo.

Compartíamos también que el Señor nos había dado de beber de esa agua que nos llena, que nos hace sentirnos hijos de un mismo Señor, familias del Pueblo de Dios.

Proclamamos que Cristo es Señor de todo y de todos; y nos llena de gozo ver como Dios cuida de su Pueblo, cuida de Fiat.
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Tuvimos la gran suerte de contar con la presencia de Carmen Álvarez Alonso, Doctora en teología dogmática por la Univ. Salesiana de Roma y profesora en la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid y en el Pontificio Instituto Juan Pablo II.

Carmen ha publicado un libro muy interesante sobre Teología del cuerpo y Eucaristía.

Nos alertaba sobre el pensamiento de la sociedad acerca del acto conyugal, por el que se intentan separar los dos valores fundamentales: unitivo y procreativo.
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La persona es la suma de un cuerpo y de un alma, separándolos, desintegramos a la persona. Del cuerpo, se escoge lo meramente erótico, lo demás no interesa. De esta manera, estamos reduciendo a la persona.

El matrimonio cristiano, NO está llamado a ser como Cristo y la Iglesia. ¡YA LO SOMOS! por los sacramentos recibidos, especialmente por el sacramento del matrimonio.

Como matrimonio cristiano, nuestro primer deber no son los hijos sino

SER CRISTO E IGLESIA EN NUESTRA FAMILIA


Yo para ella, ella para mí.

QUE ASÍ SEA

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