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InfoFiat Nº 20

Marzo de 2010
En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos,
que estéis en la ignorancia. Sabéis que cuando erais gentiles,
os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos.
Por eso os hago saber que nadie, movido por el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Maldito sea Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino movido por el Espíritu Santo.” (1Co 12, 1-3)

En la reunión que celebramos en Marzo, durante el tiempo de oración, el Señor nos regalaba esta Palabra que compartimos con todos los que no pudisteis venir.

También nos regaló la presencia de 5 familias nuevas.

Fernando y Virginia –Delegados de Pastoral de Familia y Vida de la Vicaría VII de la Archidiócesis de Madrid- nos hablaron sobre el matrimonio y familia cristiana y nos daban algunas “pistas” que nos hacían reflexionar.

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Somos hijos pródigos; nuestra vida es un “ir y venir” a la casa del Padre, pero, por muchas cosas que encontremos fuera, sólo nos sacia el Señor.

A veces, nos parece que no damos testimonio o que no transmitimos la fe a nuestros hijos. Esto puede ser un tema para comentar con ellos: ¿qué recibís de nosotros?
Nuestra meta es la vida eterna y a ella debemos aspirar. Si invertimos en lo carnal, cosecharemos corrupción, tenemos que invertir en lo espiritual para cosechar la vida eterna (Ga 6, 7-8). Este mensaje está en contraposición con la oferta del mundo, por eso debemos de ser especialmente cuidadosos con nuestros hijos en la oferta que les propongamos, la oferta de Dios.

Tuvimos al final un pequeño momento de compartir y hubo un testimonio de un matrimonio que aludía al comentario de que somos hijos pródigos. Ellos se habían sentido así y hoy se encuentran de nuevo abrazados por el Padre.

ÉL ES FIEL Y SIEMPRE NOS ESPERA


LO QUE HICIERON NUESTROS HIJOS
Hubo poca asistencia de jóvenes porque se encontraban de exámenes. Los más pequeñitos estuvieron jugando y cantando.

Jesús y Charo nos comentan lo que hicieron con nuestros hijos “medianos”:
Repasamos brevemente el sentido de la adaptación del cuento "El príncipe feliz" de Óscar Wilde y comentamos que hay que estar preparados para el paso del Señor en la Pascua. Él va a pasar cambiando la vida, como se la cambió a Abraham en la encina de Mambré -cuyo pasaje escenificamos-, o a otras personas de hoy.

Lo que nos pide no es una santidad de santos de libro, sino hacer las obligaciones de un niño de hoy por amor a Dios, con responsabilidad y entrega; ése es su gran sacrificio. Se incidió además en dicha llamada a través de la canción "Hazme instrumento de tu paz", que oyeron y acompañaron. Vimos y comentamos diversos pasajes sobre la vida de Jesús.

SER INVENCIBLE

I.- Identidad. Cuál es nuestra identidad, como familia. En el designio de Dios Creador y Salvador, la familia no solo encuentra su identidad, lo que es; sino lo que está llamada a ser.

N.- Nuevo-Nuestro. Una nueva comunidad que nos convierte, que nos transforma; que hace nuevas y dichosas todas las cosas; que da un nuevo sentido a nuestra unión conyugal; que nos llena de paz, de amor y de belleza; porque Él que nos ha querido juntos hace nuevas todas las cosas.

V.- Verdad. Cuál es el criterio de verdad; no solo la verdad nos hace libres; sino que la verdad del amor nos abre la capacidad para entender que el criterio de vedad es el de la correspondencia entre lo que dice nuestro corazón, nuestra experiencia y lo que dice La Palabra revelada.

E.- Esperanza. En esperanza hemos sido salvados. La esperanza amplia nuestros horizontes; es la fuerza impulsora que nos anima a vivir, a tener razones para vivir con alegría.

N.-Nuestra-Nueva evangelización. Una nueva cultura del matrimonio y la familia. Somos un icono para la sociedad; fiel reflejo del Icono de la Sagrada Familia de Nazaret; donde nos asombramos de la belleza y del medio que Dios ha dispuesto para establecer su Plan de Amor.

C.- Confianza en que Dios tiene un Plan para nosotros; somos el alma del mundo en el cuerpo de la Iglesia.

I.- Implicación, inclinación hacia la obra de Dios en este momento de la historia. Nos toca construir la civilización de la vida; siendo vida para otras familias.

B.- Bautismo. Somos hijos de Dios, nuestra filiación es divina; no podemos nada por nosotros mismos sino a través de habernos incorporado a Cristo desde el Bautismo.

L.- Libres para amar. El consentimiento, la entrega, el don de si, es verdadero si es libre, libertad que transforma a la persona encontrándonos a nosotros mismos a través de la entrega libre y recíproca.

E.- Espíritu de comunión y de servicio, en el que nuestra persona se enriquece en la comunión. Que sean uno como Tú y Yo somos uno, gracias al Espíritu Santo que nos da la vida en común como la misma comunión que se establece en la Santísima Trinidad; un mismo corazón un mismo obrar un mismo ser que obra de manera distinta, porque somos distintos pero complementarios. Esta complementariedad se basa en el dialogo, en la aceptación, en el respeto, en el perdón, fidelidad, (…).

S.- Santidad. Estamos llamados a ser santos. Solo Tú eres santo, solo Tú Señor; pero en la medida en la que nos entregamos, en la que morimos a nosotros mismos por amor, entramos en la senda que nos conduce a descubrir para lo que hemos sido creados, para descubrir la vocación a la santidad, amando como Él nos amó; no como amamos humanamente; sino con un amor sobre natural que nos transciende.

Fernando y Virginia